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miércoles, 3 de octubre de 2012

HABLAR Y PONERSE DE ACUERDO

Cuando hay una desavenencia en clase (pelea, conflicto...), la estrategia que seguimos es la siguiente:  

1º: Observo si son capaces de resolverlo ellos solos (a veces -muchas veces, diría yo-) no es necesario intervenir, ellos tienen sus mecanismos de compensación y resolución).

2º: Si no es así, paramos el juego. Las personas implicadas salen del lugar del conflicto para no molestar al resto.

2º: Si hay alguien muy enfadado (ha gritado, pegado, dado alguna patada...) se le invita a ir al lugar donde tenemos los cojines, coge algunos y los golpea (hay que canalizar ese enfado que tiene, y no nos interesa que se "trague" esa ira ni la descargue sobre otra persona, pero hay que echarla fuera...)

3º: Cuando ya están calmados y se han desahogado, cogen un cojín cada uno (después de un rato, pues mientras nos dura el enfado "no procesamos información", ni los adultos ni los niños), se sientan juntos, y la consigna es "ahora hablad, a ver qué ha pasado y cómo lo vais a resolver". 

La mayoría de las veces son capaces de ponerse de acuerdo (por ejemplo si los dos quieren el mismo juguete deciden que lo tendrán un rato cada uno y piensan quién jugará primero y quién después. O si es algo a lo que pueden jugar a la vez, se ponen de acuerdo en cómo lo van a hacer). Si les cuesta, les voy dando pistas, pero la solución ha de salir de ahí, de esa reunión.

Si los adultos ponemos siempre la solución (que a veces hay que hacerlo, ojo) siempre acudirán a nosotros para resolver las desavenencias. Démosles la opción de resolver los conflictos hablando. Pero eso sí, dándoles primero la oportunidad de descargar su enojo en el lugar adecuado y de la forma correcta. 


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