... Y es que había una vez un granjero muy avaro que tenía en su corral varias gallinas. Un día, una de ellas, puso un huevo de oro (no se aprecia bien pero está encima del cojín...)
El granjero, muy contento, lo llevó a una joyería para venderlo.
Como tenía la costumbre de apenas gastar y guardar todo, escondió el dinero en un calcetín, para que nadie lo viera y así no tener que compartirlo.
Era tan ambicioso que en vez de dejar tranquila a la gallina y respetar su ritmo esperando a que cada día pusiera, la presionaba, animándola y gritándola para que se diera prisa en poner más.
Pero... Dentro de la gallina no había oro, así que, por avaricioso, se quedó sin oro, sin huevos y sin gallina... Y es que... la avaricia rompe el saco.
FIN ("The end", que dicen en las pelis...)
DÍA DE LA PAZ: no hemos puesto nada en este blog de lo que celebramos porque la seño Pilar hizo un reportaje muy completo. Lo enlazo (gracias, Pilar):
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