Ayer me preguntaba una niña de mi clase que si su abuelo estaba muerto, ¿dónde estaba..? ¿En el cementerio o en el cielo? ¿Y qué partes del cuerpo estaban en la tumba y cuáles en el cielo?
Sé que sus padres son creyentes y la niña asiste a clases de religión, así que he optado por darle primero la versión más parecida a la que le dan en casa; le he dicho que "me parece" que una parte, su cuerpo, está en el cementerio, lo enterraron allí y por eso su familia fue hace poco a ponerle una vela (según me había contado la niña antes); pero la otra parte, la más importante, un "trocito que no vemos y que mucha gente llama alma", esa sí está en el cielo, y allí está bien.
Le he contado que su abuelo, esté donde esté, la quiere mucho, la cuida a su manera, y por eso aunque no puede verle ni tocarle, sí puede recordarle y contarle sus cosas desde el corazón. A su abuelo le gustaría que ella se portara bien, estuviera contenta, cuidara a su mamá que está embarazada... También le dije que pensara en todas las cosas que le gustaban de su abuelo, porque seguro que alguna o muchas de ellas las ha heredado. Quizá el buen corazón, o la sonrisa, o la forma de la nariz... Qué sé yo...
Es un tema difícil; supongo que oyen cosas de unos y de otros y se hacen su propia composición, a veces más acertada, a veces menos. Lo que sí sé es que es un tema tan cotidiano como la vida misma, que l@s niñ@s preguntan acerca de la muerte (malo si no preguntan, si no se atreven a hacerlo en clase es que algo va mal...), que los adultos a veces (muchas) no sabemos cómo explicar (intentamos quitar hierro al asunto pero hay lo que hay y protegerlos en exceso no es bueno) y que no podemos dejar de responder porque es nuestra obligación como educadores. La verdad por delante, aunque la dosis la decidimos nosotr@s.
Por supuesto adecuándonos a su edad, a su madurez, haciéndoles ver que las personas religiosas opinan una cosa y las no religiosas pueden verlo de otra forma... pero siempre, siempre, ha de haber una respuesta o al menos una duda expresada en voz alta. Porque a veces lo más sincero es responder algo como "en realidad no lo sé, aunque me gustaría mucho encontrar una respuesta; ¿la buscamos juntas? ¿preguntamos a otras personas mayores a ver qué opinan..?" No siempre hay una respuesta, pero lo que nunca debe haber es un silencio, un "ya lo sabrás cuando seas mayor" o una mentira. Eso sí que puede hacer daño.
2 comentarios:
Me parece una versión muy correcta. Has unido ciencia y religión. Algo tan, tan, ... difícil para algunos...!!
Tienes mucha razón en lo de los silencios, las evasivas y las mentiras. Buenas nochesss...
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